EMPATÍA RETO 2
- LengCrea
- 1 dic 2018
- 1 Min. de lectura
Los años de experiencia docente me han enseñado algunas cosas que intento cuidar, entre ellas el tono en el que me dirijo al alumnado procurando que sea calmado y acogedor. Una de las máximas que sigo es esta: "les digas lo que les digas que sea de forma tranquila, sin alzar la voz y con el mayor cariño posible". Como persona cerebral, no puedo _ni quiero_ dejar de razonar y argumentar; pero sí creo que la metáfora de la "lechuga" encierra una gran verdad: al alumnado le llega más cómo lo tratamos que lo que le decimos. Una segunda gran verdad que revela de forma sencilla es que infrautilizamos un recurso básico del ser humano como es el "acompañar, estar, escuchar".
Texto de Thich Nhat Hanh
Cuando plantas una lechuga, si no crece bien no echas la culpa a la lechuga. Intentas encontrar las razones por las que no está creciendo correctamente. Puede que necesite fertilizante, o más agua, o menos sol. Nunca le echas la culpa a la lechuga. Sin embargo, cuando tenemos problemas similares con nuestros amigos o familiares solemos echarles la culpa. Pero si sabemos cómo cuidar de ellos, crecerán bien, como la lechuga. Culpar al otro no tiene ningún efecto positivo, y tampoco lo tiene el intentar persuadir usando razones o argumentos. Esa es mi experiencia. No culpar, no razonar, no argumentar, solo comprender. Si comprendes, y demuestras tu comprensión, puedes amar, y las cosas pueden cambiar.
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